El efecto sustitución sucede cuando una misma necesidad se puede
satisfacer consumiendo más de un bien, cuando sube su precio o cuando no se
consigue. Un ejemplo bien claro de ello son las entradas al cine.
Si no consigo entradas para ver determinada película en
determinado cine en determinado horario, existen alternativas como esperar la
próxima función, ir a otro cine o ir a ver la película mañana. Si bien no es lo
mismo, puedo sustituir la película hoy por esas alternativas o simplemente por
una rica cena.
El Efecto Ingreso, por su parte, es mucho más rígido.
Deriva del hecho que por el aumento de un bien, o porque gano menos dinero,
dicho bien es inalcanzable y eso afecta la demanda de ese bien, no pudiéndolo
comprar. Un ejemplo claro son los automóviles.
También
sucede, en este sentido, la sustitución de un bien superior por
un bien inferior. Veamos:
cuando me aumentan el sueldo, dejo de viajar en metro (bien inferior) para
viajar en taxi (bien superior). Es importante destacar que la calificación de
bien superior y bien inferior es subjetiva: para una persona, un bien puede ser
superior y para otra puede ser inferior.
Un punto
destacable es el que juegan las segundas marcas. Ellas
se posicionan como los sustitutos más próximos a las primeras marcas, y de hecho,
las mismas empresas muchas veces fabrican ambas, teniendo su propia competencia
entre ellas.
Las segundas
marcas son las que mejor aprovechan el desplazamiento de la demanda,
siendo sus ventas mucho mayores en tiempos de crisis que en tiempo de bonanza
económica. Son productos de menor costo, por ende, de menor calidad, pero que a
los ojos de los consumidores son mejores que nada.
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